lunes, 16 de julio de 2012

Los Apóstoles no deben estar atados al dinero y a la comodidad

Los Apóstoles no deben estar atados al dinero y a la comodidad


Anunciar a Cristo “sin preocuparse por tener éxito”, es más sabiendo que “los enviados de Dios con frecuencia no son bien acogidos”. Lo afirmó Benedicto XVI esta mañana durante la homilía de la Santa Misa que celebró ante la Catedral de Frascati. El Papa también invitó a los cristianos a “releer el Concilio” para redescubrir la “belleza de ser Iglesia”.

El Santo Padre visitó esta mañana la diócesis suburbicaria de Frascati, cuya historia está indisolublemente ligada a la del papado. En efecto, fue Juan XXIII quien esta estableció, en 1962, que los cardenales suburbicarios mantuviesen el título de la diócesis, mientras su cuidado pastoral fuera confiado a un obispo residencial. Se trata de la cuarta visita de un Pontífice tras las realizadas por el Papa Roncalli, en 1959; Pablo VI, en 1963 y Juan Pablo II, en 1980.

Frascati es en la actualidad el principal centro urbano del área de los llamados “Castillos Romanos”, situados en la zona a sur sur-este de Roma, de la que dista aproximadamente unos 20 km. Se extiende por una superficie de 220 km cuadrados, y cuenta con siete municipios y 123.500 habitantes, 24 parroquias, 27 sacerdotes diocesanos y 20 religiosos, así como 353 religiosas.

En su homilía Benedicto XVI comenzó manifestando que estaba muy feliz de estar hoy en medio de ellos para celebrar la Eucaristía y para compartir alegrías y esperanzas, fatigas y compromisos, ideales y aspiraciones de esta Comunidad diocesana. Tras saludar al Cardenal Tarcisio Bertone, su Secretario de Estado y titular de esta Diócesis, Benedicto XVI saludó a su Pastor, Mons. Raffaello Martinelli, y al Alcalde de Frascati, a quien le agradeció las corteses palabras de bienvenida con las que fue recibido en nombre de todos.

Y después de saludar a las demás autoridades civiles presentes el Santo Padre se dijo feliz de celebrar con el obispo, que por más de 20 años fue colaborador en la Congregación para la Doctrina de la Fe, con su contribución al catecismo de la Iglesia y al compendio. Porque como dijo el Pontífice “en la sinfonía de la fe su voz está muy presente”. 

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